El horizonte de la
esperanza
Confundido y desconcertado por las terribles calamidades que
había sufrido, Job escucha la explicación a sus problemas presentada por sus
“amigos”. Su respuesta, defiende su integridad, pero primero aclara su
entendimiento del poder y la majestad divina. En medio de su declaración acerca
de quién es Dios y cuan grande es su poder, Job dice: “Dibuja el horizonte
sobre la faz de las aguas para dividir la luz de las tinieblas.” (Job 26:10).
¿Qué quiere decir dibuja el horizonte?
Me gusta contemplar
el océano y ver como la luz se refleja en las olas, ver las olas arrollarse en
la playa y, sobre todo, ver una puesta de sol en el horizonte. Es una de las
experiencias más consistentes y placenteras.
Desde nuestra
perspectiva en este planeta, pareciera que el sol “se pone” en la oscuridad del
horizonte conforme desaparece, aunque en realidad es la rotación de la tierra
la que nos da esa impresión. Job no es un científico y su declaración no es una
declaración científica. Es una declaración de un hombre cuyo punto de vista ha
sido moldeado por lo que ha visto. Entre las cosas que ha visto -incluyendo los
problemas que le han sobrevenido- es el constante salir y ponerse del sol y un
horizonte que se extiende como una frontera entre la luz del día y la oscuridad
de la noche.
Desde el punto de
vista de Job, Dios mismo ha fijado esa frontera y no puede ser alterada.
“Dibuja el horizonte sobre la faz de las aguas para dividir la luz de las
tinieblas”. Job señala que hay oscuridad y hay luz. Están separadas por una
frontera puesta por Dios mismo -una frontera que podemos ver cada día
demarcando nuestra visión y el horizonte donde se unen, donde el sol sale y se
pone. Job cree que aunque todo en el mundo se ponga de cabeza, aunque todo sea
puesto bajo peligro y sea destruido, el horizonte siempre va a estar presente,
inalterable y absolutamente seguro. En esa seguridad está su esperanza.
La historia de Job
nos pide que creamos en algo que es casi imposible de creer: que Job (que
representa a todos los hombres) continuará creyendo en Dios y confiando en Dios
a pesar de las peores circunstancias imaginables. ¿Cómo puede continuar
creyendo? ¿Por qué no “maldice a Dios y se muere”?, como le sugiere su mujer?
En su respuesta Job
señala al horizonte. Indica aquella experiencia que no ha cambiado en su vida,
aquello que no ha cambiado para ninguno que él haya conocido, o cualquier
persona en cualquier tiempo o en cualquier lugar. Job sabe que hay “una
frontera entre la luz y las tinieblas”. Él sabe que las tinieblas vendrán con
la noche, pero que la luz retornará con el sol y que Dios mismo ha fijado la
frontera entre ellos. Proclama su confianza de que sin importar lo que le pase,
el horizonte va a permanecer, tan fijo como siempre. Su esperanza esta fundada
en aquello que es más seguro que sus problemas: al fin de lo que puede ver se
ha marcado una frontera. Le produce esperanza el saber que es una frontera que
nunca es alterada. Tiene fe que aquel que estableció el arco de su horizonte es
Dios.
Cada día vemos cosas que no son
fáciles de comprender. Tenemos experiencias y afrontamos circunstancias que
ponen a prueba nuestras creencias y desafían nuestros valores. En el mundo que
nos rodea vemos desastres y calamidades naturales, guerras y conflictos
absurdos, problemas que parecieran no tener solución.
Pero también podemos
ver el horizonte. Podemos contemplar una puesta de sol y sentir las tinieblas
que nos rodean porque sabemos que la luz retornará con la mañana; las tinieblas
conocen su frontera. Tenemos fe que Aquel que ha marcado esa frontera entre las
tinieblas y la luz también se preocupa por nosotros. Nos lleva en su mano y nos
considera sus hijos. Lleva a todo el mundo en su mano y bajo su cuidado. Ha
fijado el horizonte entre la luz y las tinieblas para siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario