Mientras
escuchaba las noticias en la radio el otro día, decidí que era tiempo de seguir
el consejo de Louis Armstrong. Era tiempo de hacer un ajuste de perspectiva.
Así que hice un cambio mental de los inquietantes informes al suave sonido de
Michael Buble, y recordé la grabación del clásico de Louis “Satchmo” Armstrong,
“What a Wonderful World” (Que mundo tan maravilloso). ¿Viene a tu mente el
origen de las palabras conforme las lees?
Veo árboles verdes, también rosas
rojas.
Las veo florecer por mi y por ti.
Y me digo a mi mismo, que mundo tan
maravilloso.
Veo los cielos azules y las nubes
blancas,
El bendito día brillante y la
sagrada noche oscura.
Y me digo a mi mismo, que mundo tan
maravilloso.
“What a
wonderful World” fue escrito especialmente para Louis Armstrong por George
Weiss y Bob Thiele, ya que Armstrong quería grabar una canción en celebración
de los gozos ordinarios de la vida diaria. La pieza salió al mercado en 1968,
durante un periodo cargado de disturbios raciales y políticos. Satchmo quería
que quienes lo escuchasen recordasen lo que él siempre trató de recordar —“qué
mundo tan maravilloso”.
Los colores del arco iris tan
bonitos en el cielo
Están también en los rostros de la
gente que pasa.
Veo amigos dándose un apretón de
manos, diciendo “¿cómo estás?”
En realidad están diciendo “te amo”.
Escucho a los bebés llorando, los
veo crecer.
Están aprendiendo más de lo que se
imaginan.
Y me digo a mi mismo, que mundo tan
maravilloso.
Sí, me digo a mi mismo, que mundo
tan maravilloso.
A
través de los años la canción se ha convertido en una de las más populares y
cada vez que otro artista la graba descubrimos algo nuevo que nos llama la
atención. Hay quienes piensan que la versión de Louis Armstrong es la mejor de
todas. Otros juran que es la forma como Willie Nelson la canta, o Eva Cassidy.
Siempre me ha gustado la forma como Iz la incorporó al principio de un potpurrí
que empieza con “Somewhere Over the Rainbow” (En alguna parte más allá del arco
iris), una versión que ha sido muy usada en películas y en la televisión. Hay
incluso una grabación estilo rock-and-roll por Joel Ramone de esa canción. Pero
mi favorita es la del cantante canadiense Michael Buble.
Después
de las tragedias de 9/11 esta es una de las canciones que fue puesta en la
lista de canciones que no se deberían de tocar en las estaciones de radio.
Pero, ante la gran calamidad, pronto volvió a estar en el aire —no porque
ignora las malas noticias del mundo, sino porque nos pide que pongamos nuestra
atención en el futuro y nos asegura que el futuro está pleno de maravilla,
gracia, afecto humano, crecimiento y posibilidades.
En mi
mente la letra de la canción está basada en las palabras de Isaias 43:18, 19
que proclama: «Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el
pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy
abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados”.
Estas
palabras fueron escritas cuando la nación israelita había experimentado una
trágica pérdida de vida y propiedades, cuando habían pasado por guerra y
cautiverio, cuando habían vivido con el chasqueo y el desconsuelo de cada día.
Esas palabras nos piden que lo hagamos de nuevo y las palabras de “What a
wonderful World” nos piden lo mismo.
He
aquí una premisa llena de gracia: Dios continúa trabajando en nuestro mundo y
en nuestras vidas. Cuando abrimos nuestros corazones para ver y oír, cuando
experimentamos su gracia, esta fluye a nuestras vidas de maneras inesperadas.
Algunas veces se manifiesta en un pequeñito rayo de luz. Algunas veces es la
luz del sol, que llena el firmamento. Algunas veces es la pequeña voz en
nuestro corazón y algunas veces es como un trueno. Algunas veces es como oír a
Louis Armstrong cantando “What a wonderful World”. Puedo oírlo cantando ahora
mismo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario