lunes, 8 de agosto de 2016

Pon romero en tu muro

Al escondite


Platxèira
A la Joan-Salvalt Papasseit

A las escondidas jugamos, a las escondidas,
por los balcones o entre los matorrales,
en el viejo armario con sus desvanecidas
puertas. Son todas opciones condicionales

para que me encuentres y me deje encontrar
sin malicia, haciéndome el distraído
y dejando rastros y señas para encadenar.
Estaré presto y, eso sí, acomedido

para la siguiente ronda.

Porque en el juego de la vida, mi amiga,
mi querida amiga, no hay quien se esconda
de lo que lleva al llanto, la risa o la intriga.

Al fin y al cabo, sonreiremos;
tú, por haberme encontrado;
yo, por el recuerdo que «tendremos»
de un juego, un balcón y un beso soñado.