martes, 23 de diciembre de 2014

¿Qué tan bueno eres para mentir?

¿Qué tan bueno para mentir eres? La mayoría de la gente piensa que son buenos para mentir pero, en realidad, no es tan fácil engañar a los demás. Hay una prueba muy fácil que puede determinar tu habilidad para mentir. Usando tu dedo índice de tu mano dominante —si eres zurdo o diestro—, dibuja una Q mayúscula en tu frente.

Algunos dibujan la Q de tal manera que ellos mismos la pueden leer. O sea, colocan la cola de la Q en el lado derecho de su frente. Otros la dibujan de tal forma que los demás la puedan leer, con la cola de la Q en el lado izquierdo de su frente. Esta prueba provee una medida aproximada del concepto conocido como «auto-evaluación». Quienes tienen un alto concepto de autoevaluación tienden a dibujar la letra Q de modo que pueda ser vista por quienes los miran de frente. Quienes tienen un bajo concepto de autoevaluación tienden a dibujar la letra Q de forma que ellos la pueden leer.

Las personas con un alto concepto de autoevaluación tienden a preocuparse por la forma como los demás los miran. Son felices al ser el centro de atención, pueden adaptar fácilmente su comportamiento para acoplarse a la situación en la que se encuentran y son habilidosos en manipular la forma como los demás los ven. Como resultado, tienden a ser buenos para mentir. En contraste, quienes tienen un concepto bajo de autoevaluación, tienden a ser la misma persona en diferentes situaciones. Su comportamiento es guiado por sus sentimientos internos y sus valores y son menos atentos al impacto que causan en los demás. Tienden a mentir menos y no son habilidosos en hacer trampa.[1]



[1]Richard Wiseman, The truth about lying and laughing, 20 de abril de 2007, theguardian.com

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