sábado, 6 de diciembre de 2008

Terra Firme

Por Roger Balmer

En tiempos pasados la villa de Terra Firme fue el hogar de un maravilloso hombre conocido por todos como el Primer y Gran Arquitecto. Ese hombre compartió con todos el concepto fundamental de que uno más uno es igual a dos (1+1=2). Desafortunadamente ese hombre tuvo que salir repentinamente del lugar para nunca volver. Dejó un buen grupo de alumnos, fieles seguidores que se esforzaron por compartir con toda la gente el concepto básico de 1+1=2. Se fundaron escuelas por todas partes y, a pesar de sufrir oposición, tuvieron gran éxito.

Pasaron siglos y Terra Firme crecía a paso acelerado. Su gente prosperaba. Todos vivían felices y la paz reinaba en la ciudad. De pronto, la vida empezó a ponerse más complicada y sofisticada. Sus habitantes descuidaron el principio 1+1=2, pensando que necesitaban algo más moderno que los pusiera a tono con la nueva era.

Quedaba, sin embargo, un grupito de arquitectos que observaban las novedades de la vida moderna con mucha tristeza y desmayo. Se habían esforzado mucho para mostrar en la construcción de sus edificios una fe viva en el concepto de 1+1=2. Estaban convencidos de que era un valioso principio que jamás debía abandonarse, sin importar cuan llamativa fuera la nueva era. Además, el fundador y maestro de Arquitectura había predicho que un día ocurriría un tremendo terremoto que acabaría con casi toda Terra Firme y daría a conocer para siempre cuáles edificios se habían construido sobre el concepto 1+1=2 y cuáles no.

Estos arquitectos intentaron de muchas maneras advertir a la población acerca del peligro inminente en que se hallaban. Unos creían, otros no.

Repentinamente, hubo un maravilloso despertar del conocimiento y Terra Firme se convirtió en pocos años en una ciudad fabulosa. La tecnología les trajo máquinas, herramientas, riqueza y lujo. Las escuelas de arquitectura, conscientes de los cambios modificaron sus filosofías y conceptos. Por todas partes surgieron nuevas escuelas con miles de estudiantes. Las antiguas universidades con su concepto de 1+1=2 fueron perdiendo influencia y estudiantes. Algunas fueron cambiando para estar de acuerdo con la creencia popular.

Un buen día, un famoso arquitecto de una de las más prestigiosas universidades de Terra Firme, un tal Dr. Lucio Dudas, publicó un estudio que dejó perpleja a la población. Había inventado una calculadora que probaba un nuevo concepto; que era posible 1+1=3. También había surgido una nueva sustancia llamada Pegante Mágico que mantendría junto el concepto 1+1=3, en cualquier aplicación práctica en la construcción que uno deseara usarlo. De la noche a la mañana la nueva calculadora y el Pegante Mágico se pusieron en boga en Terra Firme. La gente los compraba como pan caliente, parecía que iban a resolver los problemas de la construcción y, además, eran muy baratos.

Los seguidores del concepto 1+1=2 estaban atónitos. Muchos de ellos habían investigado profundamente y construido por años sobre ese concepto, pero muchas construcciones de la ciudad, especialmente en los últimos años, habían sido hechas con el nuevo concepto 1+1=3 y el Pegante Mágico. Terra Firme no aceptaba ya más a los arquitectos de la vieja guardia. Parecía que todos los problemas de la ciudad habían encontrado la solución, y a pesar de que todavía se necesitaban hombres para reparar edificios, se creía que muy pronto Terra Firme sería un paraíso y todos sus edificios serían edificados con el nuevo concepto 1+1=3, y el Pegante Mágico. Ninguna otra cosa sería permitida.

Un día oscuro, después de una larga y tensa deliberación el alcalde de Terra Firme y el consejo municipal aceptaron los inventos del Dr. Dudas y, por consejo de la comisión de planificación, decretaron que todos los edificios basados en el concepto 1+1=2 fueran destruidos porque constituían un peligro para la ciudad. Se fijó la fecha para le ejecución del decreto. Se reunieron los grupos de especialistas en demoliciones. La ciudad entera se preparó para el gran acontecimiento. Todo el mundo estaba a la expectativa.

Ocurrió entonces el terrible terremoto.

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