Desde
antes me esperaba ya tu boca,
ya tus
ojos sonreían a los míos;
desde
antes, conmigo en los viejos fríos
adolescentes
que la fortuna coloca
para
rodar rodando como una roca
desgranada
a gajos como mis secos ríos.
Desde
antes, ausentes de tus ojos los estíos,
tu
suerte era la suerte que ahora a mi me toca.
Desde un
mar llano ya tu cuerpo y tu destino
con los
míos iban tomados de la mano,
sin
planes pues el futuro es el arcano
que
cristaliza lo que se cruza en el camino.
Desde ese
día, esa hora ya, entonces juntos,
dejamos
el uno por el otro cada uno sus asuntos.
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